Poeta
Álvaro
Alves
de Faria

Canal do poeta

COIMBRA E SALAMANCA – Blog Montse

Desde pequeña supe que los vacíos que la realidad clava en mi alma se llenarían con poesía: L.M. Panero, Pedro Salinas, García Lorca, Félix Grande, Benedetti, Juan Ramón Jiménez, Baudelaire, Guillén, Pessoa, Sá-Carneiro,… L.E.Aute, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Sabina… ¡Cuánta belleza!, ¡Cuánto espanto!, ¡Cuánto silencio!, ¡Cuántas palabras!

Y desde entonces, todas mis lecturas se han acomodado en esos huecos fríos que la vida había ido horadando y los ha llenado de belleza, espanto, silencios, dolor, ternura… palabras y sensibilidad. Desde casi siempre, he dejado reposar sensaciones, sentimientos de todos los colores, imágenes,… en mis entrañas para después intentar expresarlas con palabras, con la pretensión de comunicar y de hacer sentir emoción. Si consigo que en el interior de los que me lean, tiemble el filamento de una entraña con mis palabras, me doy por satisfecha. Tríptico de mármol (Ed. Huerga y Fierro, 2010) es mi primer libro de poemas en el que reza: LA POESÍA YA NO SÓLO ES BELLEZA, ES RESISTENCIA AL ESPANTO.

Ternura incandescente [Huerga y Fierro 2012]: EL TIEMPO LO-CURA TODO: UNOS AMORES SE TEMPLAN; OTROS, SE CONSIGUEN INCANDESCENTES. Porque el amor es tan contradictorio como la vida.

lunes, 7 de octubre de 2013

ÁLVARO ALVES DE FARIA en Salamanca

Hace un año tuve el placer de escuchar por primera vez la poesía de Álvaro Alves de Faria, con motivo del XV Encuentro de poetas ïbero-americanos en Salamanca, gracias a Alfredo Pérez Alencart.

Hace un tiempo que me apetecía traducir una obra completa, y si deseaba traducir a alguien que de verdad me llenara, ese es Alves de Faria: todo un descubrimiento.

En pocos días me puse manos a la obra y traduje uno de los libros que contiene poemas de un momento muy significativo para Álvaro Alves y otros poemas que se podrían incluir en la poesía general del poeta en Brasil. Pero todos ellos, escritos con alma, corazón y sangre; y, algunos, con un sentimiento irónico de la vida que me hace descubrir a un ser sufriente, que ha vivido tanto y tan profundamente que hasta la muerte se convierte en un motivo de sarcasmo.

 Con ocasión del XVI Encuentro de Poetas Ibero-americanos en 2013, Álvaro regresó a Salamanca y por fin, tras un año de emails incansables, pudimos conocernos en persona. No sé qué sensación se ha llevado él de mí, yo desde luego, he conocido a un ser grande que escribe una poesía no menos grande y que me llena de alegría y satisfacción haber traducido y seguir haciéndolo, porque las promesas hay que cumplirlas y le prometí traducir antes de Navidad un libro al que él tiene gran cariño, así que sólo me queda cumplir mi compromiso. Un compromiso que, lejos de ser un sacrificio, se convierte en un placer.

Muchas gracias por sus poemas, su vida y su generosidad, mi querido Álvaro Alves de Faria

37  ANOS (ALMAFLITA, ÁLVARO ALVES DE FARIA)

 

Devia ter-me matado aos 37 anos.

De lá para cá pouca coisa aconteceu

que mereça ser lembrada.

 

 Tirei algumas fotografias,

 fiz algumas viagens imaginárias,

 amei mulheres tristes

 e comprei dois relógios antigos.

 

Fiz mal

 em não ter-me matado aos 37 anos.

  

De lá para cá

 as coisas se repetiram

 com a freqüência de sempre.

 

 Tive dois punhais

 e uma espada japonesa.

 

 Devia ter-me matado aos 37 anos.

 De lá para cá só aconteceram

 ausências e distâncias,

 como um vaso que se quebra,

 uma jarra de reminiscências

 que não sei recordar.

 

Escrevi alguns poemas

 que despois esqueci em algum lugar.

 

 Devia mesmo ter-me matado aos 37 anos,

 ao abrir a janela

 para a que seria minha última manhã.

 

Talvez um tiro no coração,

para não ferir o rosto.

 

Talvez uma xícara de veneno

 que me fizesse adormecer.

 

 Fiz muito mal a mim mesmo

 em não matar-me aos 37 anos.

 

 Não verias as coisas inúteis que vi

 nem teria rezado tanto para salvar a minha alma.

 Dela, nada sei

 e ela nada sabe de mim.

 

 Também não teria inventado

 tantas histórias para viver

 esse tempo que afinal

passou  sem que eu percebesse.

 

 Não teria sangrado tanto

 se tivesse-me matado aos 37 anos.

 

 Peço desculpas aos amigos

 e aos três anjos que hoje vivem comigo

 e comigo falam em silêncio

 no meio das noites e dos temporais.

 

 Devia ter-me matado aos 37 anos.

 De lá para cá

 foram anos que não contei,

 só andei perdido de mim

 como se não existisse mais.

Menu