Poeta
Álvaro
Alves
de Faria

Canal do poeta

O Tribunal 02

“Salamanca pasó a ser parte de mi ruta existencial”

Entrevista do poeta brasileiro Álvaro Alves de Faria ao poeta peruano-espanhol Alfredo Pérez Alencart, da Universidade de Salamanca, na Espanha, pelo lançamento no Brasil de mais uma edição do romance “O Tribunal”.

De poeta a poeta. Alfredo Pérez Alencart entrevista al destacado Alves de Faria, quien viene a Salamanca para participar en el XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos (GALERÍA DE FOTOS)

Pérez Alencart y Alves de Faria, en Salamanca

Siempre es  motivo de satisfacción hablar con mi buen amigo Álvaro Alves de Faria (São Paulo, 1942), uno de los mejores poetas brasileños actuales, ganador de numerosos premios. Y más estos días, cuando acaban de reeditar su novela ‘El Tribunal’, escrita cuando tenía 24 años. El poeta Faria, también novelista, dibujante, cronista, dramaturgo y periodista, está preparando su viaje a Salamanca para participar en el XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos que el 7 y 8 de octubre organiza la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.

 – Háblame del por qué escribiste esta primera novela, ¿qué necesidad tuviste de expresar en esta primera incursión tuya por territorios de la prosa?

 -Esta fue la primera novela que, en Brasil, se llevó al cine como largometraje, con el título “Donde los poetas mueren primero”. Fue escrita cuando yo tenía sólo veinticuatro años de edad. Explico. “El Sermón del Viaducto”, recitales de poesía que yo hacía en el Viaducto do Chá, en el centro de São Paulo, fue prohibido definitivamente por la policía de la dictadura militar el día 9 de agosto de 1966. Escribí “El Tribunal” el mes de septiembre de ese mismo año, aunque fue publicado cinco años después, en 1971, por una gran editorial de  São Paulo, la Martins, que ya no existe. En 1972 salió otra edición, y luego varias más sucesivamente y de manera clandestina, sobre las cuales yo no tenía control. Hice cinco recitales de poesía en el Viaducto do Chá y fue detenido cinco veces. “El Sermón del Viaducto”, que se volvió un libro famoso, fue  totalmente construido en un lenguaje bíblico. “El Tribunal” es una historia de amor, por la cual tiene que ser leída más entrelíneas, que fue la forma que encontré para narrar la imposibilidad y la represión. En esa historia de amor el personaje es obligado a entrar en una guerra con un fusil y 32 balas, pero él prefiere usar solamente una, contra sí mismo. La narrativa es profundamente poética. Escribí varias novelas, tres de ellas autobiográficas, con la dictadura como telón de fondo. La Editora LetraSelvagem, de São Paulo, publicará las tres. Comienzo por “El Tribunal”, el año que viene seguirá “El Difunto – Una Historia Brasileña” y, finalmente, la más amarga de todas, “Autopsia”. Fui detenido una sexta vez. Esa fue bastante dura y violenta. Ocurrió cuando la poesía de la dictadura descubrió que era yo quien dibujaba los carteles del Partido Socialista Brasileño, entonces en la clandestinidad.

– Háblanos un poco más sobre la trama de fondo de “El Tribunal”.

-El personaje es obligado a participar en una guerra y su misión es matar. Pero él dice que no quiere matar a nadie. Como máximo, podía matarse a sí mismo. No obstante, es obligado a entrar en el campo de batalla, enfrentándose a enemigos que él no conoce. Tiene que experimentar la violencia de un tiempo que lo envuelve y que recorre su vida en todos los sentidos. Mientras, la única arma que él de hecho tiene es la poesía, derrotada en todos los frentes. Ese personaje dice entonces que siempre estará entre los derrotados, entre los heridos, entre aquellos que no tienen, entre los arrinconados. Así, recorre su propia vida en un viaje reminiscente que lo lleva hasta la infancia, con las ropas rotas, las botas deshechas, las manos golpeadas y un futuro sombrío por el frente. Ese futuro comienza a mostrarse de forma más evidente después del golpe del 31 de marzo de 1964. El golpe militar se consolidó plenamente con el Acto Institucional número 5, que, en otras palabras, decretó el nuevo régimen de persecuciones y detenciones y  también muertes.

-Un poeta no olvida nunca que la narrativa también necesita del lubricante poético. Algunos críticos y escritores de la época consideraron que ‘El Tribunal’ está imantado de lenguaje poético.

-Así es. Todo el lenguaje es poético. Es la poesía llevada a las últimas consecuencias, pero es una novela. Como ya comenté, me inspiré en el lenguaje bíblico, porque siempre fui bastante espiritual, aunque no lo parezca ahora. Me encantaba el Sermón de la Montaña y escribí “El Sermón del Viaducto” con aquel lenguaje. Observadas, evidentemente, las debidas proporciones. Entonces era un joven poeta inconforme con el rumbo de los acontecimientos. Los recitales que yo hacía eran ciertamente subversivos para el orden vigente, eran una especie de desafío hecho con un micrófono y cuatro parlantes. Se juntaba mucha gente para oírme. Yo ya era periodista y formaba parte de los movimientos de izquierda que actuaban clandestinamente. Era una especie de doble vida, porque todo se transformó en temor. La gente simplemente desaparecía de pronto, como sucedió conmigo en la sexta detención, cuando mi familia no supo dónde me encontraba. Había tortura de orden psicológico y también físico. “El Tribunal” retrató entonces ese primer indicio de atrocidades que estaban todavía por venir, una desesperada historia de amor, un grito en medio de una oscuridad que comenzaba a dibujarse en el horizonte del país.

Alves de Faria, Alencart, SatokoTamura Cyro de Mattos y Fragoso, en Salamanca (foto de Jacqueline Alencar, 2013)

– ¿Crees que la historia que narras no ha perdido vigencia, tantos años después?

Debo decir, con mucha tristeza, que, lamentablemente, el libro está más vigente que nunca. Yo participé y luché por la redemocratización de Brasil, no para ver a un país como está hoy, atorado en casos de corrupción, de una gente que representa una verdadera mafia. No fue para eso que pasé tantas pruebas de violencia. Me siento traicionado como ciudadano, porque conviví con gente que por más de veinte años pregonó la ética en la política, pero cuando llegaron al poder comenzó a repetir todo aquello que siempre combatió. Y lo hizo peor. Es corrupción por todos los frentes. Siento profunda angustia por decir esto. Hoy existe, sí, democracia, eso es innegable, pero con una mancha enorme de situaciones intolerables. El país está atrapado. A mí no me interesan dictaduras de derecha o de izquierda. Me interesa la libertad y ser libre para vivir. Lo que hoy se ve en Brasil, lamentablemente, es un país hundido en sombras, una corrupción como nunca he visto en mi vida y la amenaza constante de la censura a la libre expresión del pensamiento, censura a la prensa, un discurso mentiroso que subestima la inteligencia del pueblo. Nunca gusté de traidores.

– Un notable poeta, cronista premiado, periodista relevante y crítico, dramaturgo, novelista… ¿Eres todo en uno o son varios los Álvaros que habitan en ti?

Siento que soy varios y soy solamente uno. Yo me expreso de muchas formas. Hice bastantes exposiciones de pintura en los años setenta, escribí piezas de teatro, ensayos literarios, novelas, crónicas para periódicos, escribo y dibujo historias en tebeos, pero fundamentalmente soy poeta. Por ejemplo: soy un poeta que hace crítica literaria; soy un poeta que escribió obras de teatro; soy un poeta que escribió varias novelas; soy un poeta que todavía pinta y dibuja bastante sin preocuparme de hacer exposiciones. Soy poeta 24 horas por día, hasta en el periodismo. Hago periodismo general, especialmente político, pero también siempre me dediqué  al área cultural, en defensa del Libro, reconocido con premios importantes, como el Jabuti, en dos ocasiones. MI teatro también recibió, en los años setenta, uno de los mayores reconocimientos brasileños de aquella época, el Premio Anchieta de Teatro. La obra se llamaba “Sálvese quien pueda que el jardín se está incendiando”. La trama se desarrollaba en una celda, con cuatro personajes. Pero fue prohibida la puesta en escena y quedó censurada durante siete años. Sólo entró en cartelera en la llamada apertura política, hacia el final de la dictadura, pero aún así tuve que sacar a los personajes de una celda y colocarlos en un consultorio médico. Pero volviendo a la pregunta: soy poeta en todo lo que hago. Eso muchas veces me causa problemas, porque tengo una realidad dentro de mí que difiere de la realidad que se muestra todos los días. Busco los detalles. Fue siempre así. El primer poema lo escribí con once años de edad, cuando era un niño jardinero, pues cuidaba los jardines de las casa para llevar algún dinero a casa y para ayudar a mis padres a enfrentar la pobreza. Hoy me enorgullezco de eso. Después de jardinero fui trabajador de una fábrica de bolígrafos, y luego entro a trabajar en un periódico de São Paulo. Con 18 años ya escribía para ese periódico. Con mucho sacrificio estudié en dos facultades, Ciencias Sociales y Literatura y Lengua Portuguesa, además de la Maestría en Comunicación Social. Hice todo en la vida académica y nunca tuve un cuaderno. Lo guardaba todo en la memoria, algo no disgustaba a los profesores, pero lo aceptaban. Mi militancia comenzó a ser conocida cuando, con 19 años, organicé una huelga general en el colegio donde yo estudiaba, que subió las tasas mensuales de forma abusiva. Quedé señalado, principalmente porque el colegio pertenecía al sub-gobernador del estado de São Paulo. Fui expulsado. Más aún, fui expulsado otras veces de la enseñanza de segundo grado, no por faltas de comportamiento sino por una postura crítica en relación a las cosas y a la propia enseñanza. Brasil tiene la historia oficial y la historia verdadera.

Faria, Alencart y el mexicano Mario Alonso (Jacqueline Alencar)

– Eres un hombre que no desdeñas la poderosa realidad. ¿Cuál la situación actual de tu país? ¿Qué opinión te merecen los escándalos de corrupción y demás lodos que enturbian el presente y lo porvenir de Brasil?

Yo me siento afligido en mi país. No comprendo cómo personas con quien conviví en mi juventud hoy están presas porque robaron dinero público. No comprendo que amigos míos que combatían la censura a la prensa en la dictadura, hoy defienden esa misma censura a la prensa, queriendo callar a gente como yo, por ejemplo, que además de escribir, grabo videos de sátiras políticas y de comportamientos abyectos. Personas que traicionaron la propia vida, comenzando por aquel que llegó a presidente de la República y que hoy, para mí, se revela una persona despreciable que tiene como meta de vida sólo el poder, a cualquier costo. Lo que ese hombre ya hizo en este país es increíble, es embarazoso, es vergonzoso, es inaceptable. Él nunca sabe de nada de lo sucedido. Y los escándalos de corrupción se multiplican. Hoy es millonario. Si Brasil fuese un país civilizado y su la Justicia fuese seria, él estaría preso. Lula es una farsa. Una gran farsa en el país de la mentira

– Deja que tu memoria hable y recuerde lo que Salamanca va significando para ti.

– Salamanca pasó a ser parte de mi ruta existencial. En 2007 descubrí Salamanca cuando tú me invitaste a participar del X Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Entonces fui el poeta homenajeado y tuve el honor de recibir el Diploma de Huésped Distinguido de la ciudad. Sé que te contactó desde Coimbra mi editor y amigo, el poeta Jorge Fragoso, pues había huído para salvarme y salvar mi poesía de la mediocridad reinante en mi país, sin generalizar. De ese encuentro en Salamanca resultó un gran encantamiento que pasó a formar parte de mi poesía. Aquí se publica una amplia antología mía, ‘Habitación de Olvidos’, con poemas traducidos por ti, que también tradujiste ‘Alma afligida’.  Desde Salamanca también me han traducido dos libros, la novela Cartas de abril para Julia y el poemario “Motivos Ajenos – Residuos”, en versión realizada por Montserrat Villar González, este último publicado en la colección de poesía de Ediciones Linteo, dirigida por el poeta Antonio Colinas. Todo esto es el resultado de ese primer encuentro con Salamanca, donde la poesía está en todo lugar, donde siento el gusto de la solidaridad, de la aproximación, del abrazo que se extiende a la vida y todavía me hace creer.

ALGUNOS DATOS SOBRE ÁLVARO ALVES DE FARIA

Álvaro Alves de Faria (São Paulo, 1942) es uno de los más notables poetas brasileños actuales. Salamanca, a través de su Ayuntamiento, le homenajeó el año 2007, dentro del X Encuentro de Poetas Iberoamericanos, declarándole Huésped Distinguido y publicando una antología de su obra bajo el título “Habitación de olvidos” (Edifsa, 2007). Es subdirector de la principal radio de Sao Paulo, de 20 millones de habitantes. Publico la traducción que hice de tres poemas suyos. Para conocer y reconocer su valiosa cosecha de versos. En poesía ha recibido los más importantes premios de su país, además del prestigioso Premio “Jabuti” de Prensa, por su labor como crítico literario. También están el Premio Anchieta de Teatro o sus novelas, algunas llevadas al cine. Su obra poética, publicada durante más de cuatro décadas, va desde ‘Noturno Maior’ (1963) hasta ‘67 sonetos para uma Rainha’ (2014) pasando por ‘Tempo final’ (1964), ‘O serrado do viaduto’ (1965), ‘4 cantos de pavor e alguns poemas desesperados’ (1973), ‘Em legítima defesa (1978), Motivos alheios (1983), Mulheres do Shopping (1988), ‘Lindas mulheres mortas’ (1990), ‘O azul irremediável’ (1992), ‘Pequeña antologia poética’ (1996), ‘Gesto nulo’ (1998), ‘20 poemas cuase líricos e algumas cancoes para Coimbra’ (1999), ‘Terminal’ (1999), ‘Vagas lembranças’ (2001), ‘Poemas portugueses’ (2002), ‘A palavra áspera’ (2002), ‘A noite, os cávalos’ (2003), Sete anos de pastor (2005), A memoria do pai (2006), ‘Os meíhores poemas’ (2006), Bocas vermelhas-poemas para um recital (2006), Babel (2007) o Inés (2007), entre otros poemarios.  ‘Trajetória poética’, publicada en 2003 por la editorial Escrituras, reúne todos sus libros aparecidos hasta entonces. Esta obra obtuvo el Premio al mejor libro de poesía 2003, otorgado por la Asociación Paulista de Críticos de Arte.

LANÇAMENTO DE "O TRIBUNAL"

Fotos de Daisy de Fátima Alves de Faria

Mesa que fez palestra antes do lançamento

Poeta e Zuleika dos Reis

Mesa com Luiz Avelima, Nicodemos Sena, Fábio Lucas, poeta e João Batista de Andrade

Geral

Poeta e Maria Helena

Mesa: poeta falando

Poeta e Antônio Ventura

Poeta e Beth Brait

Poeta e Zuleika dos Reis

Poeta e Roberto de Oliveira

Poeta e Pintora Magda Stábile

Poeta e o doutor Roque Citadini

Poeta e o doutor Roque Citadini

Poeta e Hamilton Faria

Poeta, Gabriel Kwak e Luiz Avelima

Poeta e Luiz Avelima

Poeta e Ademir Demarchi

Cartaz do lançamento

Poeta e Nicodemos Sena

Poeta e Nicodemos Sena

Poeta e José Anito

Poeta e Roseli Abou Adal

Poeta, Daysi de Fátima e José Anito

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